Otra dato nada menor, y que de algún modo refleja la febril actividad que está suponiendo la implantación de aerogeneradores por la geografía oriental, como gustan de calificar a su país los uruguayos -de hecho, su nombre oficial es República Oriental del Uruguay-, es el tema de las importaciones. Todo lo que refiere al sector eólico, si se toma como referencia enero de este año, es un apartado que ha crecido un 64% con respecto al mismo mes de 2014.
De hecho, el primer mes de 2015 las importaciones de aerogeneradores totalizaron 157 millones de dólares, un 17% de las importaciones de bienes; asimismo, las compras de los componentes para aerogeneradores alcanzaron 89 millones de dólares, mientras que en el mismo mes del año pasado eran prácticamente nulas. Estos activos tuvieron una participación del 9% del total. Es decir, que el sector eólico ha significado un 26% de las importaciones llegadas a la nación sudamericana.
Una política energética global
La inversión global estimada en el sector ya supera los 2 mil millones de dólares, y aunque la actividad que genera no es muy intensiva en generación de mano de obra, excepto en la etapa de construcción, debe destacarse que no menos del 25% de esa inversión queda en el país, a través de la logística, el transporte, montaje y construcción, entre otras actividades.
Entre este año y el próximo se estima que ingresarán al sistema 700 MW, con lo cual se estaría cerca de cumplir el objetivo de la política energética nacional de tener en operación cerca de 1.400 MW eólicos para 2016. Concretamente, la política energética global y a largo plazo aprobada por el Poder Ejecutivo en agosto de 2008, fijó como meta alcanzar el 50% de renovables en la matriz energética.
En términos relativos, el total de capacidad eólica instalada previsto convertirá a Uruguay en 2016 en el país del mundo con mayor porcentaje de esa energía: un 30%, más que Dinamarca (28%), España (21%) o Alemania (12%).
Y tal vez no haya que esperar hasta entonces. En diciembre pasado, la Dirección Nacional de Energía uruguaya afirmó que cerca de un cuarto de la electricidad consumida en el país fue eólica.
En ese sentido, el director del área, Ramón Méndez, aseguró que "en los próximos años seguirá la transformación de la matriz energética y el proceso de ampliación de fuentes renovables, a lo cual se le sumará la instalación de una planta regasificadora".
"Así -continuó Méndez -, Uruguay continuará exportando energía eléctrica y comenzará a hacerlo con el gas natural".
Torres de hormigón
La matriz de energía uruguaya ha tenido históricamente una participación mayormente de petróleo y sus derivados, entre 50% y 60% del total, porcentaje que está modificándose en los últimos años con el aumento en la generación de las energías renovables y en especial de la eólica. Este cambio coincide con una década de crecimiento de la economía, y su correspondiente correlato en la demanda de energía, tanto a nivel hogareño como en el sector productivo.
Así, la demanda energética creció a una tasa promedio anual superior al 6% desde 2004 hasta hoy, y las proyecciones de la Dirección Nacional de Energía estiman números similares para los próximos años.
Uno de los desarrollos propios de la industria uruguaya vinculada con la eólica puede verse en el caso del parque eólico Peralta I y II, que lleva adelante la firma Agua Leguas, en el departamento de Tacuarembó, y en el que se instalarán 50 aerogeneradores Enercon E-92 para una potencia total de 100 MW. La particularidad de este proyecto es que allí mismo se están fabricando las torres de los aerogeneradores, hechas en hormigón, mediante un sistema de producción en el que están empleadas cerca de 150 personas, y que evitará la complejidad y los costos del transporte de las torres de acero.
A propósito, debe destacarse que la firma alemana proveedora de las máquinas ya ha marcado un hito al hacer llegar al puerto de Montevideo un barco accionado a energía eólica, el primero en su tipo en tocar aguas sudamericanas.
Pequeños accionistas del viento
Finalmente, viene a cuento citar un proyecto muy peculiar, y que de algún modo también es un ejemplo del sentido de creatividad y empuje que tiene la eólica en el país uruguayo. Se trata del proyecto Arias que se construirá entre 2015 y 2016 en la ciudad de Florida, capital del departamento homónimo, con un costo aproximado de 170 millones de dólares, y que se busca financiar con un 20% de pequeños inversores a través de la compra de participaciones.
La capacidad instalada prevista para el parque será de 70 MW, con 35 aerogeneradores Gamesa para una generación estimada de 300 GWh por año.
Según César Briozzo, vicepresidente de UTE, la empresa estatal eléctrica que desarrolla el parque, respecto de la participación minorista dijo que “cualquier persona común va a poder invertir”.
En concreto, de la inversión total de 170 millones de dólares, el 70% será financiado por organismos multilaterales en préstamos a 18 años, mientras que el 30% restante será financiado por la emisión de certificados de participación en el mercado uruguayo con un segmento dedicado al sector minorista y otro a inversores institucionales.
