El objetivo del congreso es convocar a actores y expertos, nacionales y extranjeros, para debatir sobre los avances científicos y tecnológicos en la utilización de biomasa forestal como fuente de combustibles, nuevos materiales y productos químicos, pensando también en cómo estos avances presentan desafíos y oportunidades a nivel regional, nacional y latinoamericano.
En la actualidad Chile no cuenta con ninguna ley que obligue a la mezcla de biocombustibles, pero sí existen incentivos como la eliminación del impuesto específico para los porcentajes que se mezclen con la gasolina o el diésel. Además, el Gobierno ha establecido unos objetivos para 2020, año en el que se deberá reemplazar el 10% del consumo de combustibles fósiles en el transporte por bioetanol y biodiésel.
Todo se mueve en Chile hacia la segunda generación
Para conseguir este suministro, numerosos investigadores miran hacia la biomasa procedente del bosque. En declaraciones al portal Chile Potencia Alimentaria, Aldo Cerda, gerente del área forestal de la Fundación Chile, entidad que desarrolla iniciativas e investigaciones a nivel local, afirmaba que “hay 900.000 hectáreas de quila y colihue que no tienen uso y que podrían ocuparse. Además, el manejo del bosque nativo genera gran cantidad de biomasa certificada, que puede convertirse en biocombustibles".
El mismo portal informa que con el objetivo de impulsar el desarrollo de los biocombustibles de segunda generación, identificar las barreras y analizar instrumentos de fomento se creó este año la Comisión Asesora Interministerial de Biocombustibles, integrada por ministros y representantes de hasta once instituciones estatales.
Además, se han dispuesto recursos específicos (siete millones de dólares) para investigar y financiar dos consorcios de investigación de biocombustibles a partir de lignocelulosa. En Biocomsa se asociaron Enap, Consorcio Maderero S.A. y la Universidad de Chile; y en Bioenercel lo hicieron la Universidad de Concepción, la Católica de Valparaíso, Fundación Chile, Arauco, CMPC y Masisa. La idea es que a partir de lo que hagan estos consorcios, en un plazo de cinco años, el país esté en condiciones de producir biocombustibles propios y rentables. Investigarán, entre otras materias, las condiciones productivas y de cultivo de la paulownia, la acacia y el pasto miscanthus.
Más información:
www.bio-refinerias.cl
www.chilepotenciaalimentaria.cl