Concretamente, según la Agencia TSS - Universidad Nacional de San Martín, los científicos "estudian el funcionamiento de enzimas con el objetivo de obtener productos novedosos y amigables con el medioambiente", en particular biocombustibles.
De la Clorella podría obtenerse etanol a partir de sus almidones y biodiésel de los triglicéridos. En tanto, de la Euglena, que es un alga que acumula lípidos que no son triglicéridos sino ceras, además de biodiesel se podría obtener biopolímeros con los que elaborar bioplásticos o biolubricantes.
Jorge Iglesias, director del laboratorio, sostiene que "a través del estudio de las enzimas buscamos comprender cómo se desarrollan las distintas rutas metabólicas que se forman dentro de los organismos, para conocer cómo funcionan y cómo se regulan".
"Si uno conoce eso -agrega-, puede estar en condiciones de modificar esos caminos para que se produzcan en mayor o menor medida y se obtengan distintos productos”.
Iglesias, que estudia las enzimas desde que ingresó al CONICET como becario en los años ochenta, explica que, para purificarlas, utilizan una “estrategia de reproducción recombinante” mediante la cual reproducen la información genética de un organismo en otro.
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