El IIBI, por caso, está promoviendo la biotecnología entre productores porcinos de localidades como San Francisco de Macorís, Tenares, Salcedo y Nagua. Los distintos proyectos cuentan con el apoyo de la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID, por sus siglas en inglés). Se trata de cinco digestores, cuya generación de biogás es utilizado como fuente de energía para cocinar.
También se está instalando un digestor en un proyecto lechero en Mao, que producirá energía para una planta eléctrica.
Por su parte, la CNE trabaja en ámbitos relacionados en la producción de biogás con distintas materias primas. Como ejemplo, puede citarse una finca cafetera en Jarabacoa en donde se han instalado dos reactores que se alimentan con biomasa obtenida del proceso de despulpamiento de los granos de café.
Existe además la perspectiva de utilizar el estiércol de vaca dentro del llamado Proyecto Ysura, que ha expandido la industria lechera en la provincia de Azua. La idea es instalar una planta de electricidad que pueda generar 100 kW a partir de aquel desecho.
En lo que se refiere a la utilización de biomasa obtenida de la cáscara de arroz y de bambú, entre otros residuos vegetales, en Bonao, en el centro del país, la empresa estadounidense Koar Energy Resources inauguró el pasado junio la primera planta que se instala en el país para producir gas de síntesis y energía eléctrica.
La planta, que también utilizará desechos de palma aceitera, residuos de matas de plátano y cascarilla de cacao, es una iniciativa de la que también participan la Secretaría de Industria y Comercio, el Instituto Agrario Dominicano (IAD) y Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE). Ha sido construida en el barrio Los Maestros y proporcionará gas a 288 viviendas; el excedente de gas se utilizará en la generación de electricidad.